jueves, 7 de mayo de 2009

Artesanías argentinas a precio justo


Pampa Brava comercializa piezas de artesanías locales y réplicas de arte precolombino en Europa y Estados Unidos, bajo las reglas del comercio justo
Por Hortensia Arias


En su departamento de Palermo, en Buenos Aires, Ana tiene su pequeño mundo. Allí, encontramos piezas de artesanías dignas de admirar, como mantas y ponchos de lana de oveja o llama, joyería en plata de origen mapuche, tejidos de chaguar de la cultura wichi y réplicas de arte precolombino del noroeste argentino. Decenas de fotos con artesanos trabajando en distintas regiones del país cuelgan de sus paredes. Esta mujer apasionada por la cultura argentina se licenció en Ciencias Políticas en Buenos Aires y en Diseño en Nueva York. Creó en el 2002 Pampa Brava , un emprendimiento “inclusivo”, que coloca estos productos en el mercado internacional. El objetivo es revalorizar a los artesanos indígenas y sus culturas, reconociendo su aporte a la identidad nacional. Toda transacción se hace siguiendo los criterios del “Comercio Justo” buscando una mayor equidad en la distribución de las ganancias. Eso les exige transparencia en el proceso (PB no recarga más del 20%, según sea la logística involucrada) y pagar al artesano al contado y al mayor precio posible. Pero como veremos más adelante, su definición personal va un poco más allá.

Pampa Brava entiende que para que los artesanos puedan vivir dignamente, no es suficiente el Comercio Justo. Con la tremenda competencia de otras partes mundo - igual o más desfavorecido -, las distancias, los volúmenes tan pequeños y la inflación interna, si bien es muy importante abrirles mercados afuera, no es para nada suficiente. Lo que sí puede cambiarles la vida es la capacitación en autogestión, la incorporación de herramientas que les permitan agilizar la producción sin por ello perder su esencia, el acceso a la salud y a la educación.

¿Qué te llevó a comenzar con Pampa Brava?
El tema de la artesanía me interesó desde chica. Pero en plena crisis 2001-2002, con todos mis trabajos de diseño suspendidos, le propuse a una amiga arquitecta que estaba pasando por lo mismo, investigar la posibilidad de exportar artesanía de calidad, orientada a la decoración y con raíces hondamente nuestras. Siendo estudiante yo ya había hecho voluntariado y más tarde, de regreso al país luego de mi experiencia en el extranjero, había intentado incorporar la artesanía a la indumentaria.
Empezamos por la selección de productos que podrían competir por su calidad y diseño en el mercado internacional. Luego buscamos en bibliotecas y museos y contactamos a referentes claves, para darles el marco conceptual. Con ese material armamos la página web y hasta ahora Pampa Brava funciona con el aporte de voluntarios.

¿Fue muy difícil llegar al producto que tienen hoy?
Tuvimos que focalizarnos en aquellos artesanos con los cuales podíamos tener una buena comunicación, lo cual no es fácil, y eso significó dejar de lado muchos otros igualmente valiosos. También necesitábamos productos diferenciados y con un mensaje cultural. Por ello nos concentramos en la joyería Mapuche, que es muy original tanto por la técnica como por el diseño. Trabajamos con reducciones de la joyería tradicional para que se pueda usar. Son figuras simples pero a la vez muy impactantes. Un cliente con el que esperamos concretar un pedido es una galería de arte en París.

También ofrecemos una variedad de productos en chaguar, una fibra vegetal típica del gran Chaco y sur de Bolivia, propia de la cultura wichi que es muy interesante y rica en su simbología, colores y formas.

Y finalmente, las réplicas del noroeste pre- Incaico, que aprendimos a conocer de la mano de un maestro del arte precolombino, el arqueólogo Alberto Rex González.

¿Por qué te interesa tanto?
Siempre aspiré a que mi trabajo tuviera un significado más allá de mí. Y fijate que el hecho de que estos pueblos hayan podido mantenerse, a pesar de todo, demuestra que tienen una gran fuerza, te llama la atención su dignidad. Ahí me di cuenta de que tenía mucho para dar y mucho para aprender. Porque conservan valores que nuestra cultura ha olvidado, como el respeto por la naturaleza, la importancia de los ancestros, el trabajo en comunidad…

Pero también una vez por año mandamos una donación grande a una comunidad. Llegamos a todos nuestros contactos para juntar ropa, medicamentos, computadoras. Sentir que estás haciendo algo para lograr un cambio positivo en las comunidades es muy importante.

¿Crees que se pueden perder las formas de vida y las técnicas con las que trabajan estas culturas?
La cultura es algo que está en constante movimiento y evolución. Es importante no sólo la preservación de técnicas y diseños, sino también aggiornarlos sin perder por ello su esencia, de modo que tengan más posibilidades de entrar en el mercado internacional. El desafío es incorporar cierta tecnología para así poder dar satisfacción a mercados crecientes. Antes se hacía la artesanía para el uso personal, pero a medida que incrementamos la demanda, necesitamos acelerar los procesos que son muy lentos e intensivos en mano de obra. Además, es necesario mantener la calidad y la homogeneidad, dentro de límites razonables al contexto. Pero fundamentalmente, se trata de tocar el corazón de las personas y hacerles conocer al individuo y a la cultura que hay detrás de esa artesanía. Sabiendo que con su compra ellos lograrán un medio de vida y podrán seguir trabajando dentro de su comunidad de origen, evitando así las migraciones a centros urbanos que disuelven familias, y preservando su cultura.

¿Cómo lográs que la gente vea en el producto una cultura diferente y lo valore?

Por un lado, ofreciéndolo a las cadenas de comercio justo, donde sabemos que su clientela busca hacer una diferencia. Y por el otro trabajando mucho en la comunicación. Mi función es mostrar la artesanía de calidad con un buen packaging que la revalorice, y contando quién la hace y cómo la hace. Para ello también contamos con la página web y las newsletters que mandamos cada vez que podemos, mostrando el producto y comunicando los aspectos positivos de su cultura.

¿En qué lugares del mundo venden los productos de Pampa Brava?
Por su especificidad, apuntamos a un mercado de nicho, no masivo. Buscamos llegar a aquella gente que valora el arte y la diversidad cultural. Pero los estándares de calidad y precio son muy exigentes, por eso buscamos perfeccionar texturas, tinturas, detalles de terminación, ya sea en una réplica de cerámica o en un textil, pero siempre con mucho respeto hacia el trabajo del artesano.

Estamos vendiendo desde hace poco en Europa, y un poco más en EEUU, el problema es que son mercados muy saturados. Yo apunto a negocios que tienen pocas cosas, pero con mucho diseño.

¿Cómo llegaste a las comunidades?
Lo primero que hice fue buscar ONG´s que ya tuvieran vínculos estables dentro de las comunidades porque me di cuenta que era mejor apoyar su trabajo que intentar empezar de cero. Actualmente trabajo con cuatro, dos argentinas que son Niwok y el Instituto de Cultura Indígena Argentina, y dos internacionales: Global Goods Partners, de EEUU y Ombú que es Holandesa. Niwok trabaja desde hace más de 20 años en la comunidad wichi de Potrillo, y el ICIA desarrolló un programa patrocinado por la UNESCO que trajo a un maestro platero de Chile para capacitar a jóvenes en las técnicas de la orfebrería tradicional mapuche.

Global Goods Partners vende nuestra artesanía y con la utilidad subvenciona proyectos sociales. Ombú genera fondos en Holanda con el mismo fin. Y Pampa Brava trabaja ad honorem como vínculo entre ellos y las comunidades.

1 comentario:

  1. Muy buen artículo. Me encanta la idea de encarar un emprendimiento exitoso sin dejar de lado la ética comercial, el respeto, la difusión y perdurabilidad y la importancia de los pueblos originarios argentinos. Estuve viendo un poco sus trabajos y la verdad que parecen de gran calidad y dedicación. No pude dejar de recordar los productos que ofrece Artesanias argentinas - Articulos de Cuero | El Boyero ya que también son de gran calidad y disponen esa ideología que mencioné anteriormente.

    Muy bueno el blog, y agradezco el espacio de opinión,

    Saludos,

    Guillermo Sandoná

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